Esponjas de Konjac: el secreto coreano para una piel radiante


Aunque han aterrizado en nuestras vidas hace relativamente poco, las esponjas de Konjac son uno de los secretos más antiguos de la rutina de belleza de las mujeres asiáticas. Como su propio nombre indica, se trata de una esponja formada por fibras de Konjac, una planta originaria de China, Corea y Japón, que nos ayuda a retirar las impurezas de nuestra piel y a realizar una ligera exfoliación sin necesidad de utilizar ningún otro limpiador.

La verdad es que la primera vez que la probé estaba un poco escéptica. Más que nada porque no me terminaba de convencer eso de utilizar una esponja sobre la piel de la cara (no me parecía demasiado higiénico) y porque tampoco pensaba que me fuese a servir de mucho. Aunque no he terminado de incluirla en mi rutina, tengo que reconocer que me parece un producto interesante porque cumple perfectamente su función y deja una sensación de limpieza muy agradable. Os cuento un poco como funciona:



Beneficios. La planta de Konjac es conocida por su PH neutro y por ser rica en fósforo, magnesio y vitaminas A, E y C. No daña la piel y realiza una limpieza muy suave, que puede ser tolerada incluso por las pieles más sensibles. Además, es apta para veganos y es la opción más ecológica para la limpieza de la piel, ya que no genera residuos y nos ayuda a reducir plásticos (punto positivo!)

A quién va dirigida. En sus inicios, la esponja de Konjac se utilizaba para limpiar la piel de los bebés, por lo que os podéis hacer una idea de lo suave que es. Además, a día de hoy existen varias versiones que se adaptan a todo tipo de problemas cutáneos:

 1. Esponja blanca. Es la clásica. Puede ser utilizada por todo tipo de piel y está compuesta íntegramente por fibras de Konjac.
 2. Esponja negra. Está enriquecida con carbón de bambú, utilizado para suavizar manchas y marcas de acné.
3. Esponja verde y rosa. Contienen arcillas, que ayudan a retirar el exceso de sebo en las pieles más grasas.


Como se usa. La esponja de Konjac se ablanda con agua y, una vez seca, vuelve a endurecerse y regresa a su tamaño anterior. Antes de usarla tienes que dejarla unos segundos bajo el grifo y, cuando termines, colgarla en algún lugar en la que esté bien ventilada y pueda secarse al aire. Vamos, que se usa de forma similar a la Beauty Blender o cualquier otra esponja de maquillaje.

Higiene de la esponja. Era lo que menos me convencía cuando empecé a usarla porque soy un poco tiquismiquis con el tema, pero por el momento no he notado que me haya sacado granos. Si te preocupa que la esponja pueda acumular bacterias con los usos, basta con sumergirla unos minutos en agua caliente para desinfectarla.

Duración. Es posible que con los usos vayáis notando que se le puede ir cayendo algún trozo o que las fibras se van dañando un poco. De todos modos, los fabricantes suelen recomendar cambiarla cada 2 o 3 meses.

Precio. La esponja de Konjac no es un producto caro en absoluto. Creo recordar que no me costó más de 3 euros. Aunque supongo que depende del fabricante, es raro que pase de los 10 euros.

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